Árbol inmóvil - Diputados apóstatas

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Diputados apóstatas

La 54 Legislatura es un maremágnum de apostasía y seres heurísticos. Desde antes de la pandemia, los intereses (que emergen de las mal llamadas “entidades de interés público”) han ataviado las nulas diligencias (no consensos) del G-13 (con su némesis).

            El engaño y la disensión estéril se volvieron idolatría. Las deidades de estos congresistas ineficaces son: el dinero, la perennidad política, el desorden mental, la apariencia y, o peor, el perjurio. La cotidianidad del instante (es decir, el confinamiento) revela que los habitantes de Morelos no son prioridad para ninguno de ellos (aunque lo expresen desde su inestable “discurso manifiesto”).

La pugna que se desencadenó a raíz del receso de la sesión del viernes 29 de mayo es un ejemplo claro: están fragmentados aún más. Entonces, Alejandra Flores (presidente de la Junta Política y de Gobierno), con un adlátere extraño (una especie de mezcla de benceno con kerosen), arremetió contra sus homólogos, argumentando violencia política.

Al final, aconteció lo inenarrable: se aprobó la reforma comicial. Según esto, no habrá dispendio, pese a que el número de diputados aumentará -de 20 a 24-. Ahora queda el trabajo de la redistribución de las demarcaciones geo-comiciales, que serán 16, a cargo del árbitro federal (otro paquidermo blanco en tiempos de no elecciones).

La nueva normatividad es un mecanismo que no logrará diezmar el flageo de la inequidad. Las féminas de “Guillermo Gándara” se sienten amenazadas en sus derechos. No lo creo. Al fin, las redes sociales también admiten actos de prestidigitación (los videos que han circulado).

No tomaron en cuenta los campos semántico, filosófico, antropológico y hasta psicológico en torno al “belicismo”; ergo, jamás vincularon el tópico con el aspecto político desde la diversidad de teorías. Este horizonte aciago es un signo visible dentro de este Congreso hedonista. ¿Qué le pides a la desafección? Es como desprender bergamotas del árbol seco.

            Más allá de la democracia, la indiferencia ante esta temática evidenció un desconocimiento íntegro. Corolario lacónico: el enemigo está en la polarización, diputadas. Recuerden el algoritmo de Julio César.

 

MADRUGADA

El consenso de lo antes descrito se gestó en la madrugada de este miércoles. Los pseudo representantes populares emularon a sus antecesores. Camuflaron su sevicia en la oscuridad.

“Bajo la máscara de la libertad, la disciplina es impenetrable”, dice Ernst Jünger. Con esto, me permito dar cuenta de que la intimidación es un fenómeno inherente al ser humano. El hombre, al ser gregario, tiende a socializarse per se. En esa vorágine, entra en bataholas y se contagia de virus terribles.

En contraste, la actual asamblea es un cúmulo de bacterias desmedidas, que se resume en la ambición. No hay acuerdos (trascendentales) por una simpleza: no se llegan al precio entre sí.

 

ZALEMAS

            El recorrido es fatídico. El camino no tiene bordes. El río desborda… El alma se hacina a la nada. Ahí está ella: con los ojos cerrados (a punto de emitir un anatema… Sin embargo, calla. El mar humedece su pensamiento. Camina sobre el cieno. Nadie la observa. Su cuerpo cae…

            En “Mujer con alcuza”, Dámaso Alonso musita:

 

¿Adónde va esa mujer,

arrastrándose por la acera,

ahora que ya es casi de noche,

con la alcuza en la mano?

 

Acercaos: no nos ve.

Yo no sé qué es más gris,

si el acero frío de sus ojos,

si el gris desvaído de ese chal

con el que se envuelve el cuello y la cabeza,

o si el paisaje desolado de su alma.

           

            Antes de la letalidad actual, había mujeres que llevaban diversos adminículos en sus manos (más allá de sus vástagos). En 1987 (agosto o septiembre) sorprendí a una: iba llorando inconsolable. La seguí (de modo discreto). Me distraje… Viré el rostro… Desapareció…

            El vate insiste:

 

Va despacio, arrastrando los pies,

desgastando suela, desgastando losa,

pero llevada

por un terror

oscuro,

por una voluntad

de esquivar algo horrible.

 

            Sólo intuimos su angustia. Ella va, como dice Paz, de ningún lado a ninguna parte. Se acomoda en la inapetencia. Va retraída. No avanza, aun cuando sus pasos son extensos.

 

Sí, estamos equivocados.

Esta mujer no avanza por la acera

de esta ciudad,

esta mujer va por un campo yerto,

entre zanjas abiertas, zanjas antiguas, zanjas recientes,

y tristes caballones,

 

            Su rostro no asiente. Es un halo de oscuridad en medio de la caída del desierto abandonado.

            ¿Hasta el siguiente jueves? No podemos asegurarlo. Cada día posee su afán. Sólo el Ungido determina la transición. Los planes son inexistentes. (Nada amengua mi amor).