Árbol inmóvil - Covid: nada será igual

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Covid: nada será igual

 

El covid-19 ha metamorfoseado el ritmo de vida en el estado. Nada es igual… Ni lo será. Nunca se va a alcanzar la nueva “normalidad”. Esto es una absoluta quimera; un invento de las autoridades, que no supieron actuar con responsabilidad. A Cantú Cuevas (secretario de Salud) le quedó grande el cargo. La pandemia evidenció sus deficiencias. ¿Su séquito?: un cúmulo de improvisados, que intenta decodificar las incógnitas de la disciplina epidemiológica.  

            Los penúltimos recuentos expresan lo siguiente: reporte oficial del número de contagios y defunciones por el coronavirus en México: los casos confirmados ascendieron a 449,961; es decir: 6,148 más que el día anterior; mientras que las defunciones subieron a 48,869 (lo que representa 857 más). Morelos: casi mil defunciones.  

            El gobernador tendría que prescindir de los servicios de Cantú, considerando que no ha logrado establecer una estrategia sanitaria adecuada, en la que todos los sectores se comprometan a salvaguardar la integridad general. Nada será igual, definitivamente. 

            Verbigracia, en el transporte público hay un desorden sistémico; un casos que está propiciando el incremento de contagios. Así lo denunció, recién, la diputada de Morena, Elsa Delia González, quien, desde la comisión del ramo, que ella preside, NADA ha hecho. A lo mucho, tuvo dos reuniones con el titular de la Secretaría de Movilidad… De las cuales no salió ningún acuerdo. Ninguna decisión ante la contingencia. Fue un encuentro infértil, en suma. A estas alturas, la congresista está pensando en sus intereses políticos, porque su tiempo, en la actual Legislatura aciaga e inadmisible (por su escasa producción), se extingue… 

            La dinámica mutó. Los lugares, otrora asediados por las congregaciones (cines, plazas, parques, iglesias, santuarios y demás), deberían ser un semi-desierto. Empero, la irresponsabilidad, traducida en dispersión social, continúa. Otro nivel de intolerancia se divisa en el comercio ambulante. Éste no se detiene. En parte, con justa razón, a raíz del desempleo y los sueldos precarios que existen. Pero, la enfermedad no acepta justificaciones ni pretextos. U obedeces las medidas o te sometes a una espiral riesgosa, donde, en algunos episodios finales, ha triunfado la muerte.  

            La pandemia no cesa. Algunos expertos han dicho que la vacuna podría dilatarse hasta ocho años. Mientras, el dolor de la extinción se prolonga. Todos, me atrevo a decir, conocemos ya a algún amigo (o conocido) que ha fenecido por este mal.  

            Asimismo, hemos sido testigos de discriminación, de la violencia hacia el personal médico. ¿No logran entender que el virus no observa niveles sociales? Éste ataca. Es certero. No distingue el bien y el mal. No hace tautologías filosóficas. No se ensimisma en dilemas, como Friedrich Nietzsche. 

            Por si fuera poco, el maltrato (dentro del confinamiento) hacia mujeres y menores se ha exacerbado. Así lo confirmó, apenas, la directora del Instituto de la Mujer, Flor Dessiré. La asistencia psicológica no basta.   

            ¿Qué viene? Lo mismo, con una mayor estridencia: retorno escalonado a ciertas actividades y, luego, un aislamiento extraordinario, en función del incremento de infectados y defunciones. Insisto: el escenario de la relatividad no será idéntico. Ahora más que nunca, sigue vigente Miguel de Unamuno: tendremos que aprender a convivir con la muerte (nos acosa; sigue una estela que no se disipa).  

            Por otro lado, el crimen se acentúa. Adquiere una tilde superlativa. Ante eso, José Antonio Ortiz Guarneros, comisionado estatal de Seguridad, es nulo. No existe. Es una imagen solamente. La Fiscalía General dio a conocer que los embates de la delincuencia están al alza. El covid encumbró los asaltos en rutas, taxis y casas-habitación. La sevicia suele venir acompañada, sin duda alguna. 

            No hay un sitio donde guarecerse. El pensamiento es otro entramado carcelario, donde se suscitan la sugestión, los nervios, el miedo, las fobias, el rechazo, el prejuicio, la angustia y el anatema. Este dédalo no tiene salida… Ni entrada.  

 

VENTRÍLOCUO SILENTE 

            Aún no amanece y, en la soledad del vacío de la sombra, se asoma la muerte de Hortencia. Su cuerpo estaba frágil. Parece que fue ayer, cuando respondí a su siempre gentil saludo. Se fue… (Se quedó en el corazón de todos).