Árbol inmóvil - Congreso, la infertilidad

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Congreso, la infertilidad

Desde su arribo, la 54 Legislatura ha sido consistente… ¡En la improductividad! Otros sucesos nocivos que la han investido son: el oscurantismo, el letargo, la simulación y la esterilidad.  

No hay argumentos de defensa ante la ola ominosa de la insensatez y la irresponsabilidad. La pandemia fue un pretexto; con ésta, acuerdos, consensos y discusiones se hicieron desvaríos. 

Desde el primero de septiembre del 2018 -al inicio-, los pronunciamientos de fracciones y grupos parlamentarios fueron demagógicos; la carga sonora y apologética resuena aún en las paredes del inmueble (de “Guillermo Gándara”).  

Prometieron, verbigracia, solucionar el tema de las “pensiones doradas”, los abusos de sus antecesores y el hedor de corrupción que éstos diseminaron. Nada sucede. La cloaca continúa abierta. Y, lo peor, algunos asambleístas (como Tania Valentina, del PT) “olvidaron” sus débitos, para dedicarse al vetusto esparcimiento del “saqueo”.  

El virus prorrumpió; trajo muerte y desolación (lo menos). En el Congreso, además de contagios, vino a acentuar la incertidumbre, la zozobra y, en gran medida, la sed de peculio: al acortarse la vida legislativa, habría que buscar beneficios allá y acullá. El hedonismo justificó todo.  

Algunos, como ciertas integrantes del extinto grupo disidente, apostaron por la execración. La impotencia, al fin y al cabo, convierte un recinto en chirona. Ahora, casi todos están presos en los desdoblamientos insubstanciales: 1. Qué sigue. 2. ¿El bajel político escora? 3. ¿La reelección o la búsqueda de una diputación federal? (ejemplo: José Galindo Cortez).  

No hubo trabajos concretos contra la enfermedad. Surgió, eso sí, una ley “electorera”: el uso obligatorio del cubrebocas. Cabe decir que, en el presupuesto del ejercicio 2021, se aprobó un monto de alrededor de 70 millones de pesos para atender la contingencia; fueron insuficientes... 

En contraste, la realidad subleva el caos: nosocomios pletóricos, escasez de tanques de oxígeno, falta de tratamiento médico, diáspora irresponsable (ante la debilidad de las autoridades), nula existencia de filtros sanitarios en los accesos a la entidad. ¿Dónde están los garantes de la salud y la seguridad? No tiene que haber distinciones. No obstante, la coyuntura (compuesta de alcaldada silenciosa y felonía) marca la pauta.  

La capacidad de respuesta mide la capacidad de los poderes públicos, sin duda. Estamos ante una “auténtica” división de los mismos, pero con tumbo a la mediocridad. El derredor es ignominia.  

Esta tríada tiene que actuar de modo perentorio. ¿Acaso no entiende que la disputa está propiciando una crisis estridente? 

Según datos oficiales, alrededor de la mitad de la población económicamente activa se encuentra en vilo en Morelos.  

La máxima tribuna del estado aún queda a deber. Espero que los rostros de sus huéspedes viren hacia los deudos de los muertos.  

Los ciclos son sucedáneos y, con eso, los pensamientos serviles siguen vigentes (parece que el tiempo del partido admonitorio no avanza). La visión es la misma. Diferente, mas idéntica al día anterior. 

Los diputados disertan en torno a la estabilidad política. Falso. Todavía tiene cabida la disensión superflua.  

Levantamos muchas expectativas (derivadas de los discursos primigenios de “justicia”). Al final del desierto, los habitantes están desamparados; caminan sin rumbo dentro de un embrollo de desasosiego. Sólo algo se rescata en medio de esta amargura: el apoyo entre sí. Estamos solos… 

 

SPOTIZACIÓN 

            Se trata del estigma del modelo de comunicación política que prevalece. Es decir, la derrota del marco normativo, con mensajes de 20 ó 30 segundos que -en general- nada dicen. Corolario: rechazo del “homo videns”.