AMLO, Los odios y la sombras del pasado

En opinión de José Román

AMLO, Los odios y la sombras del pasado

Una de las principales tareas del gobernante, independientes a la atención cotidiana del quehacer político y administrativo es unir y generar la unidad del pueblo que gobierna. AMLO se ha distanciado de los empresarios, de los médicos, de los campesinos, de gran parte de la burocracia, se ha entrometido en el poder judicial y legislativo no respetando su independencia, lanza acusaciones sin sustento, se contradice cotidianamente, etc.

Normalmente al ser electo el gobernante, se dejan atrás los escándalos y los reproches que se crean en el proceso de una elección y hay que cicatrizar heridas para poder disponer del tiempo necesario para ejecutar la obra y el plan de gobierno. Cuando se pierde el tiempo, sobre todo sin elementos de pruebas o en demandas concretas de fraudes y abusos se está perdiendo un tiempo precioso en el que se debe buscar el bienestar de la sociedad. Pierde la sociedad, perdemos todos en luchas estériles que no conducen a nada, excepto la destrucción de valores y principios para nuestro mejor desarrollo. AMLO ha perdido miserablemente el tiempo en la búsqueda y descalificación de un pasado que lo persigue como un fantasma que no lo deja en paz y eso ha hecho que la tarea del actual gobierno quede en acciones altamente politizadas cuyas consecuencias económicas forzosamente se traducirán en perjuicio de los gobernados.

Las señales a quienes tienen posibilidad de invertir para crear empleos e impuestos son malas, son muy destructivas y muy poco edificantes y eso se traduce en la  falta de inversión  indispensable para el sustento de los mexicanos. Las muestras están en las suspensiones y cancelaciones de obras privadas y sobre todo en las amenazas de tasas impositivas y persecución conque muchas de las veces el ejecutivo actúa, produciendo desconfianza en quien tiene que invertir (cancelación del aeropuerto). No es sano en un mundo globalizado llevar a cabo tareas de ésta naturaleza, sobre todo sin un análisis imparcial, ajeno a la política de lo que significa la inversión del capital para crear fuentes de  empleo. Si observamos en la calle, no hay inversión nueva que valga la pena y la demanda de empleos se sigue generando cada año: ¿Cómo vamos a resolver la carencia si el gobierno en sus acciones y declaraciones solo produce desconfianza a los que pueden hacerlo? Creo que las reglas deben ser claras y respetarse una vez que se legalizan porque su abrupto cambio produce consecuencias que nos repercuten en todos los terrenos.

Otro problema que se agrava y que miro como posible fuente de la mayor repercusión social es la división que ha generado el Presidente con 10 Gobernadores, prácticamente todos del norte y que tiene que ver con la repartición de los impuestos: Se entiende que un una república se comparte la riqueza entre los estados pobres y ricos, pero cuando la repartición raya en lo injusto genera problemas serios como los que ya vimos que se están generado y que desde luego tienen posibilidades de crecer sino se detiene este ataque infundado. Ya no es posible seguir creando o aumentando impuestos, excepto que se desee crear una franca rebelión de todos los contribuyentes, entonces lo que queda es sentarse a la mesa y distribuir en armonía y lo más justo posible los ingresos impositivos. Lo que no puede el gobierno federal es ostentarse como todo poderoso y disponer a su antojo de ese dinero que en gran parte no es suyo y que solo tiene para administrar de forma prudente y debidamente consensada y repartirla con los gobiernos de todos los estados. Si la federación no le da su lugar a los estados lo que se va a generar es una mayor rebelión y un problema que en mi opinión pensé que estaba olvidado en la historia que es la separación, y cuidado con esto. No podemos jugar a una rebelión de Balcanización del país, porque entonces sí, se nos va de las manos y una vez comenzada cualquier formal rebelión, éste va a crecer como la espuma y tendremos una lucha fratricida por imprudencia de un líder como AMLO que no se sienta a conciliar. No podemos tener un centralismo como en el pasado donde el todo poderoso era el presidente y tampoco podemos darnos el lujo de entrar en una lucha entre hermanos producto artificial de una falta de conciliación tan básica y tan elemental. El dinero recaudado no le pertenece a AMLO ni a los gobernadores, le pertenece al pueblo y el justo equilibrio sería que el congreso resolviera como distribuirlo pero la realidad no sucede así porque los legisladores no obedecen a las necesidades de sus estados sino a la dependencia política de un gobernante o de un partido y ahí no podemos encontrar la solución y es por eso que resulta indispensable que actúen los gobernadores y el ejecutivo federal por encima de unos legisladores que no tienen bien fundados los principios de la división de poderes ni de su fuerza para someter a la ley tanto al Presidente como a los ejecutivos estatales, carecemos de eso valores indispensable en la república. Hay tantos problemas encima que estamos perdiendo el tiempo en luchas absurdas de los políticos y de los gobernantes, mientras, se suman los muertos por imprudencia del CIVIT 19 imputables al ejecutivo federal crecen día con día, hay tantos muertos de la delincuencia organizada y de forma tan cruel imputables al desorden y falta de acción del gobierno federal que las calles se convierten en cementerios. La economía está deshaciéndose y no hay línea en el gobierno para corregir el rumbo, todo parece un caos irremediable. Urge someter a los gobernantes, ellos no son dueños de la Nación: Somos todos.