Al buen entendedor…

En opinión de José Román

Al buen entendedor…

 

La elección realizada hace unos días tanto en Coahuila como en el Estado de Hidalgo en tiempos pasados hubieran sido motivo de concienzudas reflexiones para los señores del poder político: Perdió todo Morena.

En su vieja sabiduría y en sus buenos tiempos de dominio el PRI para conservar el poder, muchas veces enderezó y corrigió el rumbo por el que llevaba a la sociedad. Había teólogos del poder con capacidad de reflexión que tomaban en serio los mensajes de la sociedad y que de inmediato eran tramitados  en los liderazgos locales de todos los estados, no tan solo de los que producían inconformidad, y de forma paulatina al paso del tiempo el sistema de gobierno comenzaba a operar cambios dentro de la sociedad mexicana con el objeto de conservar el poder y lo más valioso, conservarlo en paz.

Entendían los mensajes de la sociedad sin que necesariamente se tuvieran los órganos ni los sistemas de consulta que a la fecha tienen los gobiernos y los líderes de todos los niveles de gobierno. Queda como un hombre producto de ese viejo pero eficiente sistema, el pensamiento de don Jesús Reyes Heroles, un hombre de indiscutida capacidad para entender la filosofía partidista y la ideología revolucionaria que sostenía al sistema. No cabe duda que otros tiempos fueron valiosos porque que en esos tiempos y en esa sociedad hubo las personas con capacidad para valorar e interpretar los mensajes de los electores.

Se decía con cierto sarcasmo que no debería de tocarse tres cosas en los movimientos de inconformidad sociales para que la sociedad fuera y produjera los cambios que se requería: El Presidente, La Virgen de Guadalupe y el Ejército. Esas tres áreas de la sociedad mexicana fueron más o menos respetadas y había cierto consenso para poder hacer los cambios sin que a nivel internacional e incluso en el nacional se presentarán boquetes grandes  o lo suficientemente grandes que hicieran convulsionar socialmente a la República. De ahí que en su tiempo fuera llamada La dictadura perfecta. Porque efectivamente era una dictadura que se sostenía a base de ciertos principios que eran el respeto a la carrera política. Primero, los aspirantes pasaban por un periodo de aprendizaje, es decir,  nadie llegaba al poder de forma sorpresiva. Era totalmente normal que a los funcionarios se les hicieran pasar por diversas etapas del gobierno y de la estructura social. Comenzaban regularmente por cargos pueblerinos o municipales o de pueblos alejados y conforme pasaba el tiempo si demostraban capacidades les iban asignando tareas de poder cada vez más grandes pero siempre y cuando sostuvieran cierto nivel de capacidad y preparación. Esto incluía a todos los órganos de gobierno, Era por decirlo de alguna forma, una escuela constante los escalones sociales y para sostenerlos se le insistía en la necesidad de conservar la disciplina para poder a su vez conservar el orden y la paz social.

Cuando el sistema se vició, entró en una descomposición apoyada por un sistema Castrista que desde Cuba se manejaba pero que por razones sentimentales y al mismo tiempo ideológico, no tocaron a fondo al viejo sistema priista que supo equilibrar la pugna del capitalismo occidental y el soviético. Incluso aquí llegó a morir y a vivir León Trotsky, un opositor socialistas o comunista de la URSS que finalmente es asesinado por un español que se cuela en quienes vigilan y cuidan al viejo líder que disintió con los líderes de aquel entonces de la URSS que arrasaba con su política al mundo y que logró después de la segunda guerra mundial penetrar  en Cuba.

Había equilibrio, al mismo tiempo se mantenían muy buenas y a su vez prudentes relaciones con los EU y gracias a esa doctrina que se le llamó, doctrina Estrada, México supo manejar hábilmente  el equilibrio de los dos sistemas, el socialista y el capitalista. Aquí se cobijó a Fidel Castro y se le apoyó para que triunfara, pero también se apoyó a disidentes de derecha, sobre todo los brasileños. Mantuvo siempre atento el gobierno priista  oídos abiertos para escuchar al pueblo los cambios requeridos, sus intelectuales eran escuchados, la política económica era mixta aunque fracasada lo que al final dio como resultado un cambio radical con Salinas de Gortari.

Si las elecciones del domingo le hubieran tocado al antiguo PRI, hoy la sociedad y el gobierno estarían tomando medidas para hacer cambios ante la negativa del ciudadano a aceptar la política gubernamental. Hoy AMLO, no escucha, no analiza el mensaje que a buen entendedor le mandó la semana pasada los electores, reprobándole toda su política, al negarles a sus candidatos prácticamente todos los cargos que propuso su partido. Es obvio que el pueblo no le aprueba lo que hace el gobierno federal, pero… ¿los tercos como AMLO entienden los mensajes? Temo que no. Hay oídos sordos y lenguas largas en el gobierno. Han muerto los prudentes, ¡vivan los radicales!