¿A quién le creemos?

En opinión de Arendy Ávalos

¿A quién le creemos?

El pasado lunes, a través de un artículo publicado en el diario Reforma, Denise Dresser denunció que su madre fue víctima de una extorsión que consistía en hacerle pagar un rescate para terminar con el supuesto secuestro de su única hija: la politóloga mexicana. 

El modus operandi, como siempre, inició con una llamada al celular de la señora de 83 años en la que reprodujeron un audio con la voz de su hija, diciéndole que estaba secuestrada. La llamada, estuvo seguida de datos específicos de ambas, amenazas e instrucciones. 

Afortunadamente, tras unas horas, la confusión logró aclararse y culminó con la integridad de las dos mujeres involucradas y la historia plasmada en el texto que la escritora publicó a inicios de semana. Mismo que, aclaró, no tiene el objetivo de victimizarla; sino de exponer la situación de vulnerabilidad bajo la que se encuentra la población desde hace casi veinte años.

Y es que todas las personas tenemos una historia similar [o varias]. En mi caso, la extorsionada fue mi abuela, quien no dudó ni un instante en depositar el dinero que le pedían para liberar a una de mis tías; misma que no se enteró de nada hasta unas horas después. 

Tomando en cuenta el escenario particular que contó Denise Dresser, si usted también empatiza con la víctima de la extorsión, ¿no le suena alarmantemente plausible que una columnista y activista [entre otras cosas] esté secuestrada? En un país como México, en el que la violencia y la inseguridad son el pan de cada día, la situación no es sorprendente. Aunque debería.

Las explicaciones de la Policía Federal al respecto fueron inútiles (¡qué raro!). “Esas bandas operan dentro de los penales”, “esas personas ya están recluidas” y “hay muy poco por hacer” fueron las frases que resumieron el interés por —siquiera intentar— resolver el caso o, por lo menos, ayudar en algo.

Por si fuera poco, en relación con este problema se ha dado a conocer el presupuesto aprobado en la Cámara de Diputados para la Fiscalía General de la República (FGR), institución que sufrió recortes en áreas importantes para la investigación y el esclarecimiento de delitos; tales como la Policía Ministerial, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y los servicios periciales y forenses.

Pero no se preocupe. Para la Fiscalía Anticorrupción todo va muy bien, pues dispondrá de 110 millones de pesos ya aprobados, destinados para la investigación, prevención y persecución para los delitos relacionados con esa misma corrupción que el presidente afirma “ya no hay”. 

Usted y yo sabemos que la corrupción no es un mal con el que se pueda acabar fácilmente, no hay medicamentos suficientes para curar esa enfermedad; sin embargo, a lo que voy no es a reclamarle al gobierno que siga luchando contra ella. Mi crítica va encaminada hacia el discurso. Resulta contradictorio que, por un lado, tengamos al presidente repitiendo que este problema se terminó y, por otro, tengamos a los legisladores invirtiendo en eso… ¿A quién le creemos?

 

A propósito del Día de Reyes…

El 6 de enero, el presidente de la República recibió el balance anual de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) en México con la voz de los Reyes Magos, quienes calificaron el informe como “un regalo para que las niñas, niños y adolescentes vivan plenamente sus derechos”. Aunque la ceremonia que involucró a Melchor, Gaspar y Baltazar pueda ser calificada de bonita y creativa, el mensaje que tenían entre las manos fue desolador.

El balance “Entre la invisibilidad y la violencia” reveló que, diariamente, mueren casi 4 niñas, niños y adolescentes a consecuencia del mismo nombre que presenta el informe; mientras otro porcentaje de menores —que asciende a los 35 mil, aproximadamente— es reclutado por el crimen organizado. 

Por su parte, Juan Martín Pérez García (director de Redim), denunció que la infancia dejó de atenderse y se convirtió en un sector vulnerable debido a los recortes presupuestales, lo que significa mayor desventaja; pues la infancia no tuvo la centralidad prometida por AMLO.

También añadió que uno de cada 10 feminicidios en el país, afecta a niñas y adolescentes; es decir que 317 de las víctimas tenían entre 0 y 17 años. Sin embargo, para no perder la costumbre, quiero agregar que los daños no se concentran únicamente en esas víctimas. Cada feminicidio deja daños colaterales, entre los que se encuentran miles de infantes huérfanos; mismos que terminan formando parte de lo que parece un círculo de violencia inquebrantable.

Parecería que cuando hacemos referencia al “futuro de México” las expectativas estuvieran puestas en algún lugar lejano; empero, lo que la niñez mexicana representa para la sociedad no es el futuro, es el presente. Brindarles a las niñas y niños una base sólida en materia de seguridad, educación y salud, es asegurar —de alguna manera— la estabilidad de un país que necesita [mucha] fuerza.

2020

Aunque en estas fechas la costumbre obligue a pensar que los nuevos comienzos implican siempre “borrón y cuenta nueva”, no hay que perder de vista que, en cuestiones de política nacional e internacional, el olvido es peligroso. No es cuestión de rencor, sino de mera precaución. 

El panorama de los últimos meses pinta complicado. Entre que Zapata no era así, pero lo pintaron; que si Bolivia y México andan peleados, que si Trump e Irán tienen en sus manos la Tercera Guerra Mundial, que si el presidente dijo que se dejará de llamar Andrés Manuel para el 2022 [si no concluyen las obras en Santa Lucía] y que si la RAE ya regañó a los que dicen “veinteveinte” por no decir “dos mil veinte”; lo que nos queda es seguir pendientes.

Después de unas vacaciones (si son merecidas o no, lo dejo a su criterio), permítame desearle felices fiestas a destiempo, rápida recuperación de esas mismas fiestas y un año próspero en todos los sentidos. Gracias infinitas por leer Escala de Grises durante todo el año pasado y por hacerme llegar sus comentarios. Acá seguimos. 

La recomendación

Nota introductoria: Para festejar el primer aniversario de este espacio, me tomé el atrevimiento de inaugurar una nueva sección en la que estaré compartiéndole diferentes contenidos que, según yo, podrían interesarle. No es una reseña, no es una sinopsis, no es publicidad. Es lo que dice en el título y nada más. 

Esta semana, para aprovechar la euforia que ocasionó la entrega de los Globos de Oro —y que sigue en cartelera— vea Parásitos, la película del director Bong Joon-ho que ganó la estatuilla a Mejor Película en Lengua No Inglesa. 

 

Para organizar el festejo del primer cumpleaños, escríbame a:

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