A Nivel Banqueta - Un gobierno de juguete

En opinión de Francisco Valverde Prado

A Nivel Banqueta - Un gobierno de juguete

La Real Academia de la Lengua Española, sostiene que la palabra juguete  significa (entre algunos otros) una persona o cosa dominada por alguna fuerza externa o por alguien que la mueve y maneja a su antojo. 

Hablar del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es hablar de un trompo, matraca o resortera. Al igual que cualquier juguete, las instituciones y leyes de nuestro país están siendo manejadas al gusto y deseo de un sólo hombre, nuestro presidente.

Lo que ha hecho el Gobierno Federal con la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Energía o la Secretaría de Salud, ha sido un jugar con su independencia, productividad y razón de ser.

Cuando los ciudadanos somos testigos de lo que la cuarta transformación ha hecho con el estado de derecho en nuestro país, no nos queda más que la indignación y el hartazgo. El Gobierno Federal ha decidido hacer de la Fiscalía General de la República un brazo ejecutor de todo aquél que se atreva a pensar diferente. Mientras que persigue científicos bajo el supuesto de acciones propias de la delincuencia organizada, vemos como protege a funcionarios ladrones y corruptos por tan sólo ser afines a Morena. Para nuestra fiscalía ya no existen las pruebas y mucho menos la ley, lo único que importa es aniquilar a todo aquél que amenace el proyecto emanado de la 4T.

La historia nos enseña que los gobiernos autoritarios e intolerantes, siempre han buscado hacer de la ley un objeto que pueda golpear a todo aquello que amenace su ideología o proyecto de Estado. Guardando toda debida proporción, así como Hitler  contaba con la policía secreta alemana, la Gestapo; la 4T tiene a un fiscal bajo sus brazos, listo para perseguir y encarcelar a quien López Obrador ordene.

Todo gobierno autoritario y construido en el actuar de un sólo hombre, suele detestar  a los desobedientes y libres pensadores. Cuando un país en lugar de vivir bajo reglas y principios, decide apostarle a un sólo hombre, termina por pisotear los derechos humanos de una buena parte de la población. Ni qué decir de la Secretaría de Energía, ahora transformada en una empresa estatal, cuyo principal objetivo es la generación de riqueza.

 

Uno de los errores de la historia es su repetición y México no será la excepción. El camino de las empresas estatales generadoras de riqueza ya lo recorrimos y fue principalmente entre los años sesenta y ochenta, llegando a existir más de mil a finales de 1982. La mayoría de ellas aniquiladas por la crisis económica durante el sexenio de López Portillo y Miguel de la Madrid.

Como ha quedado demostrado una y otra vez a lo largo y ancho del planeta, el gobierno es un pésimo empresario y por una sencilla razón: los intereses políticos terminan por destruir el  sano desempeño de cualquier empresa.

Pero nada tan criminal y vergonzoso como jugar con la salud de personas con nombre y apellido. Cuando vemos a un López Gatell, hacer del cubre bocas un arma política o el utilizar la aplicación de vacunas para prevenir el Coronavirus como una herramienta de campaña política, queda claro que el estado mexicano está siendo utilizado  como el juguete de un régimen cuya principal misión es destruir a todo aquél que se atreva a disentir.

 

“Detrás de cada juguete también se hace historia.” (anónimo)

 

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